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¿Vieron la película del sábado? Verdad que por ahí pasan a veces unas cosas que… Bueno, yo no sé si será verdad, pero eso aquí no pasa. Vamos, que yo sepa. Puede haber un caso de algunos hombres que sean así, pero esas cosas aquí casi no se ven. Muy poco. Aquí lo único que pasa es que los hombres no suelen hacer cosas en la casa. Son muy pocos, poquísimos los que lo hacen. Mi papá por ejemplo sí ayudaba mucho a mi mamá cuando nosotros éramos niños. En cambio a mí ahora Camilo no me ayuda casi ná porque tiene muchas responsabilidades de trabajo y poco tiempo, y antes en el campo mucho menos, porque ya tú sabes que en el campo no es igual que en la ciudad porque hay que cuidar a los animales, ir a buscar agua a la presa con la pipa y todas esas cosas. Pero bueno, si yo me pongo enferma o tengo algún problema, él cocina y friega. No lo hace perfecto como una, pero lo hace. Entonces… ya te digo, el cubano es machista en este sentido, pero no en el de dar golpes a las mujeres ni ná de eso. Sí, son más callejeros, les gusta más la tomadera, la fiesta en la calle y dejar a la mujer en casa, porque eso es como un ritual, una costumbre de años, pero lo otro no. ¡Qué va! Mira, ¿ustedes se acuerdan de Lázaro verdad? ¿El que trabajaba en la finca de San Miguel haciendo quesos? Bueno, pues ¿saben qué le pasó?  Pues que su mujer, la mulatica aquella tan bonita que vino un viaje a la casa pá el cumpleaños de la niña ¿se acuerdan? Dicen que un día que él regresó antes del trabajo, se la encontró en la cama con otro, pegándole los tarros. Y ahora dicen que anda llorando por tó los laos, que si la echa de menos, que si no puede vivir solo… Pero ¿qué se pensaba? ¿Qué ella le iba a estar aguantando toda la vida sus borracheras y encima con una querida? No, chico, no. Antes las mujeres de otra época sí eran así la verdad. Sabían que el marido tenía otra, porque aquí el cubano se acostumbró también a eso, a tener dos mujeres, una en la casa y otra en la calle, y lo aceptaban por no perder el matrimonio y la familia y todo eso, y muchas ni siquiera lo sabían. Pero hoy por hoy la mujer cubana es muy liberal y no acepta nada de eso. Cuando no le conviene un hombre, se divorcia sencillamente y se casa trece o catorce veces porque eso aquí es más barato que comprarte un par de zapatos nuevos. Espera. A ver quién es. ¿Dime? Sí, soy yo, Talía. ¿Quién habla?

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