
Bueno, pues ya han visto cómo es mi vida aquí. Y así todos los días igual. No hay más. Ésa es la vida del ama de casa, no tiene otra labor que hacer más que las cosas cotidianas del hogar, que no es poco ¿eh? y tampoco fácil, porque la vida del ama es muy monótona y muy obstinante. Yo particularmente a ninguna mujer se lo recomiendo, y fíjate que yo soy ama de casa ahora, te estoy hablando de cinco años y pico pá acá. Yo antes nunca en mi vida lo había sido porque, ya te digo, yo empecé a trabajar muy temprano, a los diecisiete años y la vida de la calle, del trabajo, de la relación con la sociedad, me encanta, y en mi juventud, hasta mis veinte y ocho, veinte y nueve años que me casé con el padre de la niña paseé mucho, disfruté mucho. Yo de joven no me perdía una fiesta, no me perdía un cine, no me perdía un teatro ni un ballet. Tó eso me gustaba a mí. Pero bueno, ya después que tuve a mi hija, ya la vida cambió y tuve que obligatoriamente, por necesidades, por situaciones en que ya la niña empezaba a crecer, que yo estaba divorciada del padre y luego tó la situación económica que había entonces en el país, fui a mejorar vida al campo en el sentido de que tú en el campo puedes criar y puedes luchar, y por eso fue que hice ese cambió pá bien, que la verdad no me fue fácil adaptarme porque en los primeros tiempos me afectó muchísimo. En primero, la lejanía de mi familia, y en segundo, la soledad, porque ahí yo, en la finca de San Miguel que tú conociste el otro viaje, ya tú sabes… cuando no estaba Camilo, yo vivía allí solita en alma con la niña, que todo el mundo no aguanta eso y mucho menos yo, que toda la vida fui de la ciudad. Pero bueno, uno se acostumbra a todo ¿no? Dicen que uno cuando quiere a una persona y está al lado de ella se adapta a todo… Hasta a estar gorda. Sí, porque yo antes no era así pero… no sé, parece que la tranquilidad del campo o la edad quizás me dieron por engordar y engordar hasta que me puse así, que por eso es que también he pasado más trabajo, he carecido más en el sentido de que como estoy gorda y las tiendas no sacan tallas extras pues… Yo pienso que fue más por la vida del campo, que es una vida muy tranquila, muy metódica, sin muchas preocupaciones porque yo allí tenía prácticamente todas mis cosas resueltas con mis animales, la leche pá la niña que nunca me faltaba, los huevos, la carne y… entonces no tenía muchas cosas en que pensar ¿tú me entiendes? Por eso yo ahora me quiero ir otra vez pá el monte porque, a pesar de todo eso, en el campo es donde único tú puedes luchar y tener las cosas porque… ¿De qué otra manera lo voy a hacer? ¿Trabajar en la calle? Si el dinero que me dan de mi salario por el Estado son trescientos y pico pesos y eso no alcanza ni pá un par de tenis para Baby. Sí, porque aquí hay crisis. Aquí el Período Especial sigue igual. Imagínate tú si es así que aunque haya cosas en el mercao, tú no la puedes comprar. ¡Imposible! Y sin embargo, si yo me voy ahora pá el monte, yo puedo comprar mis chivos, puedo tener mis puercos, crío mis pollos, siembro mi yuca, mi calabaza, tengo mis cocales, mis matas frutales y… así, poquito a poco, cuando tú vienes a ver, tú prosperas ¿no es verdad? Hombre claro, es lo que yo le decía a mima, hay que sacrificarse, por supuesto, porque tampoco es fácil y hay que luchar contra la naturaleza y todo, y pasas mucho trabajo, y a veces si vienen lluvias, un ciclón o una sequía tan fuerte como la que acabamos de pasar, te toca también perder pero… Bueno, yo tengo que hacer algo, lo que sea, pero algo, porque yo lo que no puedo hacer es estar tó el día así sentá en un balance dándome balance pensando que no hay un peso y que no hay comida… Ay, calla, calla, que ya empieza. Corre, mima, corre, la novela. No, no, deja eso, deja eso que ya lo terminaré yo después. Si total, pá un ratito que se entretiene una, tampoco me lo voy a quitar ¿no es verdad m’hija?