
Mmm… No sé. A veces sí ¿no? Sí porque a veces la gente se puede sentir sola cuando las personas que te rodean, que viven contigo son gente que no te comprenden, que no te escuchan, que son indiferentes a todo, como es el caso mío. Entonces sí. Yo me siento… Yo puedo decir que estoy sola en ese sentido, en el sentido espiritual, pero en el fondo yo no estoy sola porque… ¿Qué pasa? Que como yo me paso el día entra y sale, entra y sale y soy una gente muy sociable, pues entonces no me falta quien me dé una mano, no me falta quien me salude, no me falta quien se quiera parar a conversar conmigo, no me falta quien me diga: “Oye, pásate por allá a chismear un rato”. Y ésa es la suerte mía, que soy como un cantante que hay aquí en Cuba que se llama José Valladares, que él cantaba una canción que dice: “Yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”. No sé si ustedes la han oído. Pues eso. Entonces yo digo que soy como Valladares, que tengo un millón de amigos. Y parece que no, pero así de esta manera yo voy encontrando cobertura, salida a eso que tú llamas soledad, que si no hubiera sido por eso, por mi carácter, por mi forma de ser, ya te digo, yo hubiera parao en el alcohol, me hubiera empastillao, me hubiera cortao la venas o hubiera intentao otra manera de… porque hay quien por menos que eso lo hace. Lo que yo no mi amor. Yo eso sí no, porque yo siempre he dicho que Dios me da la vida y Dios es el me la quita aunque… Mira, yo te voy a ser sincera. Yo, en estos momentos, pasando por las cosas que he pasado, yo quisiera estar sola, en un cuarto, un apartamento, una alcantarilla, un puente o donde sea, pero sola, pá si yo cojo esto y lo pongo aquí y me voy y me meto tres días o una semana fuera, cuando venga y llegue, me lo encuentre ahí porque ahí fue donde yo lo dejé, no sé si tú me entiendes porque… Fíjate yo estoy separada de mi marido por esta misma situación sin necesidad ninguna, después de cinco años de matrimonio, que lo cogí como te dije antes, hecho un alcohólico y lo saqué del alcoholismo. Entonces luché en vano y es el hombre que me gusta. Ya va a ser catorce meses que estamos separados, pasando trabajo, viéndonos en el parque, en el Malecón y… como tú comprenderás, ya somos personas de cuarenta y pico años pá estar en eso. Entonces ¿qué es lo que pasa? Que, como dice el dicho, se debe buscar la manera de que cada uno viva independiente porque ser independiente es muy bonito, muy bonito. Es más, si cuando yo termine de reparar ahora, puedo permutar, nos separamos, a ver si así nos queremos más, y cuando aprendamos a querernos más, entonces volvemos a unirnos porque ya estoy cansada de tó esta batalla, de tó esta guerra pero… ¿Cómo lo voy a hacer si es que aquí tampoco hay posibilidades de independizarse uno? ¡Qué va! Aquí uno no puede hacer eso porque hay mucha escasez de vivienda. Ahora mismo, por ejemplo, mi hijo quiere irse, no quiere vivir más conmigo porque no nos llevamos bien o porque él quiere tener su sistema de vida propio con su mujer y su hija y… ¡No puede! Él no puede llegar a la Reforma Urbana a que le alquilen un apartamento o una habitación porque eso aquí no existe. Y entonces él tiene que morirse aquí conmigo y yo con él, y yo con mi nuera y ella conmigo, y el tío con él y él con el sobrino y así. Aquí tenemos que luchar todos juntos, nos llevemos bien o nos llevemos mal, nos matemos o nos comamos a besos pero… Bueno, ya veremos qué pasa ¿no? A ver si mientras tanto me sale un papirriqui con guaniquiqui pá ver si puedo terminar ya de una vez la barbacoa ésa y hacer el fregadero pá que la próxima vez que vengan a Cuba se queden aquí y… Ah, que tú tienes un tío allá ¿no? Pues mejor. Llévate esta foto y a ver si ese tío tuyo se enamora de mí y me lleva lejos de tó esta lucha y este trajín. Oye, y hablando como los locos, ¿ustedes se van a comer eso o se van a pasar toda la tarde escuchándome a mí?