
Camagüey, 12 de mayo de 2007
Querida tía:
Te escribo esta cartica porque el otro día cuando llamaron a mi abuela yo estaba en la escuela y no pude hablar contigo ni con mi tío. Quiero decirles que me gustaron mucho todas las cosas que me mandaron de allá, sobre todo la mermelada de fresa que todavía me queda un poquito porque me la estoy comiendo así despacito para que no se me acabe. ¡Está tan rica! Las blusas me quedan bien, aunque las sayas y los pantalocitos me quedan todavía muy grandes pero me ha dicho mi abuela que ella me las va arreglar. Yo sé que no puedo pero a mí me gustaría conocer algún día a toda esa familia que me ayuda. Lo que más me gustó fue el traje rojo y los aretes, porque verdad que son una belleza. Cuando lo vi me puse muy contenta porque ya mismo es la fiesta de fin de curso y entonces mi maestra me dicho que me lo puedo poner cuando salga a cantar el poema de Martí que me ha tocado este año. Se titula “El alma trémula y sola” y quiero que lo leas para así demostrarte que bien me lo sé:
El alma trémula y sola/ padece al anochecer:/ Hay baile; vamos a ver/ La bailarina española./ Han hecho bien en quitar/ el banderón de la acera;/ porque si está la bandera,/ no sé, yo no puedo entrar./ Ya llega la bailarina:/ soberbia y pálida llega:/ ¿Cómo dicen que es gallega?/ Pues dicen mal: divina./ Preludian, bajan la luz,/ y sale en bata y mantón,/ la virgen de la Asunción/ bailando un baile andaluz.
Tía querida, espero que te haya gustado. Te adoro y te quiero hasta el fin del mundo, al igual que a mi tío, y a mi mamá y a mi abuela y no será hasta el fin del mundo que quiera a mi papá Camilo, pero también lo quiero porque es bueno conmigo. Cuando veo la barby que me regalaste creo que eres tú, por lo que como me prometiste que me ibas a traer poco a poco toda la colección, pues cuando me baño y como y me siento aburrida por la tarde porque nada más están dando noticieros, yo me pongo a contemplarlas en las revistas y me dan ganas de ir a donde están tú y mi tío. No sé si será verdad o mentira pero mi abuela me dijo que cuando ustedes vinieran un viaje a Cuba me querían llevar de vacaciones. Si supieras, yo los extraño mucho y estoy impaciente porque vengan ya, de veras que sí. Y mi abuela y mi mamá también. Ahora están ahí fuera, en la cocina, hablando de cosas que dicen que yo no puedo escuchar porque son de mayores, pero aunque ellas no lo sepan, yo sé que a veces ellas también se ponen tristes, lo que no lloran como yo, y entonces, cuando estoy haciendo la tarea y leo en el libro de la escuela “El camaroncito encantado”, me gustaría tener uno igual para ayudarlas. Ése también me lo sé, pero como es muy largo, ahora no te lo puedo escribir entero porque ya es muy tarde y mami me ha dicho que a lo mejor hoy también habrá apagón.
Los quiere mucho, Barbarita.