
Todo el mundo que ve esa foto siempre me dice lo mismo: “Tu mamá parecía una artista de cine”. Y verdad que era así. Pero claro, es que ella era italiana porque mi difunto abuelo era italiano, lo que está enterrado aquí en Cuba, en Agramonte, porque el problema está en que él era negociante y como tal pues venía a Cuba a hacer sus negocios, estaba unos meses y luego se volvía a su país. Y así una año y otro año y otro año, hasta que en uno de esos viajes dicen que conoció a mi abuela, que se enamoró locamente de ella y que no paró hasta que no la consiguió. Pero al tiempo de estar casados, parece que la dejó de querer o se cansó de vivir aquí o qué sé yo y entonces… Eso fue del carajo, no te vayas a creer, porque tú sabes que los italianos tienen fama de embusteros y liantes, entonces cuando se separa de ella, a mi tío padrino que es el que tú viste antes que me bautizó y al otro que se quedó ciego, él se los quitó y se los llevó a su país haciéndoles creer que mi abuela era muerta, y allí crecieron. Fíjate que ésos te hablan que todavía tú les notas el deje extranjero. Pero entonces había un señor aquí, que era amigo de él y de mi abuela, que se carteaba con los muchachos, y en una de esas cartas, ellos le mandan a decir al viejo ese que por qué no averiguaba dónde estaban los restos de su mamá pá reclamarlos al Estado cubano y llevárselos pá Italia. Y al leer esa carta, el viejo les dice que qué restos él va a buscar si su mamá no estaba muerta, que él mismo la había visto con sus propios ojos hacía unos días. Y ahí claro, fue cuando a ellos les entró el culillo de venir pá Cuba a buscar a su madre y pedirle perdón. Entonces, como eran hombres ya viejos, recogieron los chelines y cuando se terminó la guerra aquella, se vinieron pá acá y aquí se quedaron pero… Ahí no acaba la historia, porque con el tiempo, mi abuelo tuvo que seguir viniendo a La Habana y en una de esas veces, cayó en el oncológico enfermo de cáncer y mandaron a llamar a su mujer y a sus hijos, que después de todo, él acabó muriéndose en los brazos de ella. Entonces cuando él muere, tó el dinero que tenía en el banco, que eran diez mil pesos cubanos… Bueno, cuando el dinero cubano era dinero, como decir el dólar hoy en día ¿no?, pues se lo repartieron entre los hijos. Y con ese dinero fue con el que mi mamá me hizo a mí esos Quince que tú ves ahí. Mira, aquí estoy en el estudio antes de bailarlo en el salón, que yo ahí me bañé, me lavé la cabeza y me maquillé un poquito yo misma, más ná. ¿Pero viste qué pelo? Tremenda melena que tenía. Y esta otra, ya eso fue la rueda de casino, en un salón muy lindo que había en el Centro de Esparcimiento de la CTC que queda por ahí por Consulado y Trocadero, que fue donde yo lo hice. No, ése no es, mi novio era escondío en esa época, ése de ahí es mi compañero de baile, porque me montaron pareja y todo. Y esto es con la maxifalda en el Habana Libre, y esto… ¿Y esto? ¡Ah, no! Esto es otra cosa. Esto es el carné del Pedagógico, de cuando yo estudiaba en el Pedagógico ahí, en Ciudad Libertad. ¿Ves? Aquí pone FEU, “Federación Estudiantil Universitaria”, que incluso yo con este carné yo podía montar en guagua y no pagaba pasaje. No, psicología, no, pedagogía. Yo fuera ahora licenciada en Educación, en español y geografía, lo que pasa es que… Mira, déjame enseñarle a él aunque sea ésta pá que la vea. Mira papa, mira esta foto, a ver si te gusta el mangón ése. ¿Viste? Yo también tuve Quince mi hermano.