top of page

Publicado en el Boletín de la Asociación Internacional de Historia Oral, V. 22.2, 2014

Publicado en Diario de Cuba / Cultura, 19, julio, 2014

 

OCURRIÓ EN LA COCINA DE MI CASA

Toda utopía contiene espacios distópicos, lugares que, al representar valores del todo contrarios a los ideales sobre los que debe edificarse la nueva sociedad, no pueden formar parte de la misma y tienen que ser por tanto destruidos y eliminados. Dentro del proyecto de emancipación que la Revolución cubana concibió para la mujer, la cocina, identificada como símbolo de la explotación y opresión femenina en las sociedades capitalistas modernas, se convirtió en uno de esos espacios cuyos muros había que derribar, y con ellos, la desaparición de la figura del ama de casa, quien, tal y como proponían los teóricos marxistas Larguía y Dumoulin desde la revista Casa de las Américas en 1971, debía “suicidarse como clase a través de la lucha incorporándose al proletariado”, ya que al igual que otros pequeños productores, se trababa de una clase secundaria y marginal que carecía “de la autoridad necesaria para dirigir un país” y “oponerse al imperalismo”. Salir de la cocina para meterse en la fábrica o en la oficina, quitarse el delantal para ponerse el overol, dejar el cucharón para coger la mocha, o cambiar el trapeador por el fusil se convertirían así en algunas de las consignas de un movimiento mediante el cual el ama de casa sería sustituido por otro modelo de identidad femenina más acorde con el nuevo Estado socialista: el de la mujer trabajadora y militante.

 

Sin embargo, y a pesar de los indudables logros obtenidos durante este proceso, la incitación a abandonar el espacio doméstico no fue siempre acompañada de un verdadero intento por cuestionar las bases culturales e ideológicas que sostenían la domesticidad de la mujer, sino que lo que se produjo fue más bien un trasvase al nuevo modelo de los mismos ideales, cualidades, expectativas y valores asociados a los roles femeninos tradicionales. Así, bajo sus nuevos trajes verde olivo, se siguió esperando de ellas el mismo espíritu de sacrificio, entrega absoluta y dedicación plena que antes se les había exigido en el hogar como madres abnegadas y esposas fieles y obedientes, con la diferencia de que ahora debían serlo no sólo con respecto a sus hijos y maridos, sino también, y sobre todo, con el partido, la patria y la causa revolucionaria. Luego, cuando tras el derrumbe del campo socialista, sobrevino la crisis de los 90, y fueron la primeras que tuvieron que dejar sus trabajos para volver de nuevo al “frente del fogón”, a esa cocina donde a muchas de ellas ya no les esperaban aquellos hijos que se habían marchado del país cansados de esas mismas causas o que habían muerto luchando por ellas en alguna misión internacionalista, se les pidió además que se resignasen. Como señala la antropóloga Isabel Holgado, a partir del que fue denominado Período Especial en Tiempos de Paz, el Estado delegó en la mujer sus funciones sociales, al tiempo que determinados servicios que antes proporcionaba aquel volvieron a realizarse desde el hogar, de tal modo que aquellas mismas amas de casa que habían sido despreciadas y obligadas a inmolarse por ser económicamente improductivas y políticamente inactivas, se convirtieron en su principal sostén, y fueron por tanto revalorizadas por parte de un gobierno que, conscientes del arduo esfuerzo que aquellas “estrategas domésticas” estaban realizando para resolver la subsistencia diaria y evitar así el colapso del sistema, las elevó incluso a la categoría de heroínas nacionales.

 

Partiendo de esta problemática, Ocurrió en la cocina de mi casa está concebido como un proyecto interdisciplinar y multimedia que, conjugando los presupuestos teóricos-metodológicos de la historia oral con los criterios artísticos de la intervención, pretende indagar en las experiencias vividas durante ese proceso, en ocasiones traumático, de “vuelta a la casa” por parte de un conjunto de mujeres cubanas procedentes de distintos puntos de la isla. Tomando la cocina como un espacio retórico de queja, y por tanto, de protesta, desde el cual y sobre el cual esas mujeres articulan sus insatisfacciones, frustraciones, descontentos, resentimientos y desacuerdos con el poder establecido, la primera fase del trabajo de campo se llevó a cabo entre 2004 y 2008 en diferentes localidades de las provincias de Pinar del Río, La Habana y Camagüey, donde entrevistamos a diversas mujeres de distintas edades y trayectorias vitales, con algunas de las cuales convivimos durante un tiempo y acompañamos en su quehacer cotidiano. Para ello, contamos con el apoyo económico de una subvención de la Agencia Española de Cooperación Internacional-Embajada de España en La Habana que recibimos en 2004, y del Premio de Artes Visuales que esta misma institución otorgó a nuestro proyecto en 2006.

 

Aparte de las entrevistas recogidas en cintas de audio y en soporte audiovisual, el material recopilado durante este trabajo de campo incluye también documentos personales y documentación fotográfica de las cocinas de las casas de cada una de las participantes; material al que puede accederse libremente en el sitio web (www.archivosonline.com) que hemos creado a tal fin a principios de este año. Diseñado como un gavetero, dicho sitio cuenta con distintas secciones en las que pueden consultarse los archivos de sonido de las entrevistas, una serie de cortos documentales realizados a partir del material audiovisual recopilado, notas sobre el trabajo de campo, y un conjunto de postales que, creadas como objetos artísticos a partir de las fotografías de las cocinas y las transcripciones de las entrevistas realizadas, así como de otros documentos personales, formarán parte a su vez de la edición de un libro-objeto realizado en serigrafía cuya publicación está prevista para 2016. Planteado como un work in progress y un espacio de diálogo, el proyecto online Ocurrió en la cocina de mi casa contiene además un apartado para la inclusión de aquellos textos de análisis que están actualmente preparando tanto los autores del proyecto en cuestión como otros ajenos al mismo, pero interesados en la problemática antes planteada sobre la figura del ama de casa en la Cuba revolucionaria.

bottom of page